¿Como podemos estimular el deseo sexual? Por ejemplo con las palabras.
Así a groso modo y de una manera para que me entienda todo el mundo, todo se reduce a lo de…
Cariño, “Dime guarradas”
Muchas parejas no hablan de sexo ni antes, ni durante ni después del sexo. Pues no puede ser. Es muy recomendable hablar del sexo después, tanto si ha ido bien, como si ha habido algún problema (sobretodo si ha habido algún problema), porque los problemas sexuales se enquistan de una manera pasmosa.
Pero a parte, puede ser un recurso buenísimo hablar de sexo mientras tenemos sexo. Y un fuerte estimulante del deseo sexual.
El apetito sexual y el poder de las palabras.
Podríamos resumir todo esto en lo que viene siendo “regalarle los oídos a alguien”. Quizás, pero no solo esto.
Cuando una pareja habla de sexo, piensa en sexo, y pensar en sexo es muy poderoso.
Probad a buscar qué palabras son las adecuadas, en qué tono, qué intensidad es la adecuada. ¿Qué te gusta que te digan? Averigua qué le gusta que le digas. Es un ejercicio de comunicación. Y esto significa que es un ejercicio en pareja.
Si ya lo haces….perfecto!!
Si ultimamente no salen guarradas de vuestra boca. (Golpe en la mesa) Venga, hoy es un buen día!
¿Nunca hablas de sexo con tu pareja? ¿Y si pruebas?
Consejos para decir guarradas:
1. Decir guarradas, tiene una condición: la pareja siempre debe estar en consonancia verbal/sexual.
Para que nos entendamos: Si a ti te gusta llamar a tu mujer “tocinito de cielo” y a ella lo que le pone es que la llames “guarra”. Pues empecemos por ahí. Averiguad qué tipo de lenguaje y de mensaje os gusta. Porque usar palabras equivocadas puede ser contraproducente.
2. Decir guarradas no es sinónimo de ser grosero/a. Que el glamour y el buen gusto nunca te abandonen.
3. Con el tono y el momento adecuados. Es un ejercicio para la intimidad. Por eso gusta el susurro y la discreción. No lo aires a los cuatro vientos.
En definitiva…
Intenta hablar de sexo con tu pareja. Relata la relación sexual que tienes en mente. Explícale qué te gustaría hacer. Como la desnudarías. Como te gustaría besarla, qué te gustaría hacerle y como la/lo deseas. A todo el mundo le gusta saberse deseado.
Podéis hacer este ejercicio durante el inicio de la relación sexual, mientras dura la relación sexual, o también antes de iniciar cualquier contacto. Prueba a decirle a tu pareja qué te gustaría tener después. Cuéntaselo a susurros, a pedacitos, en mitad de besos y caricias antes de que llegue el momento. En el coche, en el supermercado, en el autobús de camino a casa, preparando la cena de los niños, etc…
Las palabras ponen en la mente la fantasía más inmediata. Fantasear es algo bueno y muy poderoso. Si fantaseamos con nuestra pareja primero, la mente estará preparada para arrastrar, después, el cuerpo al placer.
Y si por mucho que hableis, hoy tampoco “ha podido ser”, pues ahí lo lleváis pareja. Esto es mantener la llama y lo demás son tonterías.
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