Hablemos hoy un poco más sobre la diferencia entre el sexo y el género. Hemos aprendido que este mundo es binario. Blanco o negro. Niño o niña, y hacemos un esfuerzo por encajar desde que un bebé nace en una de esas dos categorías. Pero resulta que en este mundo hay muchas tonalidades de grises. Así que resulta que no, que no es tan sencillo. Y es importante que lo sepas.
Sexo se escribe con X… y más letras
El sexo del embrión queda determinado en el momento de la fecundación. Normalmente, cada célula en el cuerpo humano tiene 23 pares de cromosomas (46 cromosomas en total), de los cuales la mitad provienen de la madre y la otra mitad del padre.
Dos de los cromosomas, el X y el Y, determinan el sexo del bebé y se denominan cromosomas sexuales.
- Las mujeres tienen 2 cromosomas X.
- Los hombres tienen un cromosoma X y uno Y.
El óvulo aporta un cromosoma X, mientras que el espermatozoide puede contribuir con un cromosoma X o con un cromosoma Y. Es el cromosoma del padre el que determina el sexo del bebé. Si el resultado es 46XX el genotipo será hembra y si es 46XY, macho. La expresión de dicho genotipo (genes) dará lugar a un fenotipo (caracteres propios, incluyendo los genitales) diferente, estando condicionado además por el ambiente.
Peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeero…
En el origen somos… ni lo uno ni lo otro
Aunque desde que vieras las dos rayitas en el test de embarazo creas que dentro de ti hay un Pepe o una Pepa, lo cierto es que durante las primeras siete semanas de embarazo el sexo del embrión está indeferenciado. Sí, como el de los ángeles. Al principio no podríamos distinguirlo ni con la ayuda de un microscopio.
Después, poco a poco, se irán diferenciando.
No todas/os copiamos “al pie de la letra”
La naturaleza a veces se vuelve creativa y sale de lo convencional.
Puede haber variantes en el proceso de fecundación y que se den cariotipos del tipo 47XXY, 47XYY, 45X, 47XXX. Dichos cariotipos se pueden expresar con genitales y fenotipos más o menos diferenciados. Estas alteraciones no siempre se detectan al nacer y puede ser complicado asignar un sexo determinado.
Además, durante el proceso de diferenciación sexual e independientemente de los cromosomas que haya, puede haber alteraciones en las hormonas que intervienen y el fenotipo puede expresarse de manera diferente a la habitual. Frecuentemente se dan estados intersexuales.
Sexo biológico e identidad sexual
Lo más importante de todo. Siento decepcionarte pero NADIE podrá desvelarte si tu bebé será niña o niño. Ningún profesional médico, ginecólogo, matrona, ni tú misma al coger a tu bebé en brazos. Porque sólo tu bebé lo sabe. Y realmente es algo que irá descubriendo y evolucionando en su interior con el tiempo. Porque nuestra identidad sexual está EN NUESTRO CEREBRO. Nos sentimos mujeres, hombres e incluso a veces algo diferente.
Celebrar la vida. Respetar las diferencias.
En Estados Unidos se han puesto de moda las “gender reveal party”, fiestas en las que se desvela el sexo del bebé. La idea es divertida y como reclamo al consumismo no tiene desperdicio.
Como ya tenemos hamburguesas, halloween y Santa Claus, seguramente acabaremos viéndolas por aquí.
Como madres y padres, sois libres de decidir la manera en que acogéis el conocimento del sexo de vuestro bebé. Pero quisiera lanzar una advertencia ante el momento en que adoptamos actitudes diferentes por el hecho de que nos digan si es “niño” o “niña”.
- Nos apoyamos en la idea erróna de que la identidad de género está determinada por nuestros genitales
- Reforzamos un binarismo extremo entre hombre y mujer, sin contar con todo el rango de posibilidades intermedias
- Introducimos estereotipos de género en individuos que aún no han nacido
El embarazo es un gran momento para celebrar y sentirnos felices. Celebremos la vida, la unión con nuestra pareja si la hay, los cambios de nuestro cuerpo…
Celebremos el sexo de nuestro bebé cuando sea algo que pueda sentir por sí mismo.
Un libro precioso y muy recomendable es ““El bebé verde. Infancia, transexualidad y héroes del pop” de Roberta Marrero.